De alguna manera tengo que echarlo afuera, no me diste la
posibilidad de decírtelo a la cara, y creo que esta es la mejor manera de
decirlo. La angustia de no saber nada de ti y que no me permitas saberlo, me
complican. Mi cama se ha transformado en el peor infierno para tratar de
dormir. La música que más quiero ya no me calma. Felipe, el que ha estado por
tantos años se ha ido, debe estar vagando por algún otro sistema, buscando la
manera de sonreír. Ni siquiera la canción más optimista me hace bien. Siempre
decía que no me gustaban las canciones compuestas con acordes menores, porque
las encontraba tristes, y ahora me identifican tanto. Ya no puedo seguir con la
garganta hecha un nudo, por impotencia de que esto sea así.
Ahora me pongo a temblar cada vez que te marco el teléfono,
que te escribo, no sé qué decir, porque me da miedo que cosa me vayas a
responder. Miedo. No sé como esto pudo llegar a pasar. Miedo que seas tan
cortante, miedo a sentir que es un compromiso que me respondas, que ni siquiera
un hola me respondas, sino con un qué quieres.
Que 8 números y una tecla me priven de hablarte, y que haya llegado al
punto de que por favor me contestaras. Que unas palabras no escritas, no me
permitan saber algo de ti. Y que nos separan 6 horas. Me siento un fantasma, y
es por ese miedo que no te puedo escribir, y por ese nudo en la garganta que no
te puedo hablar.
No entiendo, lo único que hubiese querido era darte un
abrazo para apoyarte, y ser de los primeros en entenderte, haber estado
presente. Pero rechazaste mi apoyo. Rechazaste mi presencia. Siempre te dije
que con una hora bastaba. Si vuelvo a pensar en esto, te lo juro lloraría. Es
lo que más duele. Como amigo, siempre tengo presente a los que puedo contar con
los dedos de mi mano. Y tu como mi amada, más aún.
Si no aclaro mi dolor, seguiré en este círculo. Esto no se
puede quedar sin ser hablado frente a frente, como debería hacerlo. Y cada vez
pienso en esto, el universo me manda una canción que tanto me identifica
contigo. En la micro, en el trabajo, es algo de locos. Hace cuanto tiempo que
no sueño. Hace cuanto tiempo que no sonrío. Cuanto tiempo que no escucho
algunas palabras alentadoras. Que las únicas devueltas fueron para un no, o un
analgésico nada más. Tengo miedo de, como alguien aseguró por su experiencia,
recaer para poder aliviar el dolor.
Si no te quisiese tanto, no estaría haciendo esto. Hablar
con la verdad y decir las cosas, nos hacen hombres, no hay que guardar los
rencores junto al corazón, el que no está conmigo. Y esto es para nada más que
rescatar al Felipe que muchos conocen, se ha ido y ha dejado una gran herida en
el pecho y un nudo en la garganta, se llevo los ojos verdes y a el mapache
ladrón. Por supuesto que hay otras cosas que me hacen seguir queriéndote tanto,
y que si pudiera verte, no dudaría en decírtelo.