Desde pequeño he sido fiel seguidor de mis sueños. Esos que
se forjaron entre el umbral de mi infancia y mi juventud. En ese instante en
donde todo era asombroso e inquietantemente deslumbrante. Bueno, si, desde ese
preciso momento siempre supe que debía hacer con mi vida.
Aunque no tuviese conciencia en todo ese momento como lograr
ciertos objetivos, ni siquiera saber por donde empezar a buscar, llega un
momento en el cual sientes un clic automático del cual te das cuenta de
inmediato y cambia tu modo de ver las cosas. Ese maravilloso momento que te
impulsa a seguir tu corazón sin saber por que, ni siquiera saber de donde
proviene tan maravillosa sensación de bienestar.
Conforme a estas sensaciones, es que de crecido tratas de
ensamblar la forma y, crear un método para encontrar un sentido a todos los
esfuerzos que hiciste durante tu adolescencia en los cuales siempre buscaste
esos sueños. He allí donde cada vivencia trastorna tus intereses, he allí donde
cada interés te identifica con algo. Es en esos momentos donde reconoces quien
es capaz de perseguir sus sueños y también en donde te das cuenta de quien
sigue la corriente de la moda solamente. He aprendido a reconocer esas
personas, y es siempre de las cuales me llevo un grato recuerdo, por la
consistencia de sus discursos cuando hablan de sus anhelos.
A medida que pasa el tiempo, hay una transición que se debe
pasar, en la cual aprendes, miras, ves y escuchas. Sacas tus propias
conclusiones y aportas con tu granito de arena al universo. Aprendes a dejar en
el camino lo que no sirve y tomas del camino lo que seguirá contigo a medida
transcurre tu vida. Trascienden esas palabras del viejo que nadie escuchaba,
cuan idiota y martirizante discurso escuchabas cada mañana, y que con el tiempo
comenzabas a encontrar cada vez mas razón, y te preguntabas si lo hacia con
querer.
Teniendo esto en consideración, habiendo aprendido y
escuchado ya tantas cosas, aunque me queden muchas por aprender, escuchar y
conocer. Declaro mi libertad total para no trabajar un segundo mas a nadie,
gastar un respiro mas por nadie, ni ejecutar un movimiento mas para nadie.
Declaro tener pleno conocimiento que se aquí en adelante, que cada sacrificio,
cada respiro, cada movimiento y cada pensamiento, será única y exclusivamente
destinado para cumplir mis sueños y anhelos forjados desde mi infancia.
No seré para nada malagradecido ni me olvidare de las
personas que en el camino han ido apareciendo en mi vida. Tomen en cuenta que
de cada uno de ustedes he aprendido. Cada uno de ustedes ha ido moldeando mi
personalidad, y también dejare espacio para los que he de conocer en el futuro
y que puedan aportar a mi propio universo. En cada uno de ustedes he invertido
tiempo, he gastado un trozo de mi vida en compartir su presencia y tiempo, y de
eso no me podre olvidar nunca.
Tan importante al declarar mi independencia como reconocer
lo bueno, es saber reconocer lo malo que me ha motivado para declararla. Y que
no quepa duda que esto si es fundamental, puesto que las divisiones y
diferencia tienen en gran parte la culpa de todo esto. Esas irremediables
discusiones que ni los argumentos ni las evidencias pueden solucionar. He ahí
donde nacen las discrepancias y aires para declararse independiente, he ahí el
punto de inflexión donde no quieres transar tus sueños.
Es la rabia que te da con ciertos estímulos del ambiente, y
hacen replantear y crear dudas de cómo puedes afrontar los desafíos venideros
para poder cumplir tus sueños. Es preguntar y tener el coraje de afrontar la
adversidad. Preguntarse como es posible aguantar cosas que van en contra de tus
bases de vida. Ver actitudes que hacen replantear las cosas y decir, yo no quiero
esto para mi vida.