Tengo mucha rabia. Saber que el mundo y la humanidad más que
nada reclaman siempre a favor de uno, a favor del egoísmo. Tener pena el saber
que hago lo que más puedo pero es imposible dejar conforme a los que amo y
quiero. Las ganas de llorar no se quitan con nada y junto con la impotencia de
sentir todo en contra de hace ya bastante tiempo.
Las ganas de llorar siempre están, mas aun cuando sabes o
sientes que recibes un trato injustificado, por esto de no ver mas allá de los
propios problemas, y desquitarse con alguien ajeno a uno. Son estas cosas muy
mínimas las que van quebrando las ganas, quitan fuerza a la iniciativa por
temor a ser nuevamente despojado de solamente ayudar.
La verdad no sé hasta cuando voy a buscar remar contra el
patrón de comportamiento del ser humano, aunque a veces he cometido las mismas
cosas pero sintiendo culpa. No es malo creo tener un benigno egoísmo para ser
tratado con respeto. Sin lugar a dudas que no se puede hacer respetar sin
atacar y sin defenderse. Tan solo el acto de bondad no basta, hay que mostrar
cruelmente la realidad y decir lo que haces.
Esto quizás porque hemos perdido la capacidad de escuchar
sino enfocarnos en los problemas de uno mismo. Cuanta rabia tengo por tratar de
solucionar problemas que no me corresponden, por tener que hacer de mas,
relegando muchas veces mis propias metas o cosas que hacer.
Ahora es cuando pienso y me contradigo, necesito de
relaciones personales e interactuar, pero definitivamente son las cosas que
hacen daño. En cambio las cosas materiales no te hacen nada, hacen sentir en
uno algo placentero y de verdad que en este momento ayuda a estar más
tranquilo. A desviar los problemas que te hacen sentir mierda.
No es fácil reflexionar acerca de esto, querer ser un
ermitaño para evitar las cosas que hieren, no sé si es por cobardía, no sé si
es por miedo o por ser demasiado soñador. Pero a través de los años y más aun
con la guía que llevo en mi vida, cada día se hace más importante sentir, lo
importante es no olvidar sentir y actuar como una máquina, cada uno cual mejor
sabe hacerlo, pero sentir. De verdad que uno se acostumbra y creo que va en
cada uno poner suficiente para seguir sintiendo, pero claro a veces las ganas
se quiebran. Los límites se exceden. Y como siempre, uno pensando en sus
propios problemas.
Sin duda que la paciencia es a veces una virtud, de la cual
no faltan quienes se aprovechan. El derecho a guardar silencio para evitar problemas
y poder analizar antes de explotar también es una virtud a veces, para variar,
también se aprovechan. Todo esto, síntoma, a mi parecer, del no respeto por los
demás.
Ya basta de seguir pensando estas cosas, sin lugar a duda
que ahora puedo ver las cosas con mayor claridad. Pero definitivamente pase una
y otra y otra vez, siento que mi ADN no puede ser cambiado y orgulloso me
siento de poder seguir ayudando aunque vuelva a tropezar con la misma piedra.